Algo dentro de mi me lo dice: no hay vuelta atrás. No es un capricho, no es una decisión que haya tomado, es un ideal que lleva aflorando dentro de mí mucho tiempo y ha decidido no quedarse más tiempo dentro. Hablo de una conversión. De transformar una idea en una acción. Porque para eso están las ideas, ¿no? Para sacarlas de donde nacieron, para que maduren y finalmente se conviertan.
No creo que una persona decida compartir ciertos ideales. No es que no lo piense, es que puedo confirmarlo. Tu entorno, tu educación y tu forma de ser son lo que conforman tus principios. Y, ¿sabéis que? Llevo fallándome desde que tengo uso de razón. Aquí si que podría decir que no todo estaba en mis manos, y no sería mentira. Aunque había cierta parte que sí lo estaba, y no puso todo lo posible en ello. No obstante, ya no puedo mirar al otro lado e ignorar todo lo que está ocurriendo frente a mis narices. Lo he hecho durante demasiado tiempo. Y lo siento, pero toda la culpa no es mía. No lo es, y no lo digo por quitarme parte de ese sentimiento. Lo siento así porque es una realidad. No nos educan para acompañar nuestros ideales de los actos que les corresponden. Te dicen que nos estamos cargando el planeta, nosotros: el ser humano. Pero no que dejes de comer carne.
¿Sabíais que la causa mayor del cambio climático es la ganadería? Según la advertencia de científicos, si no se toman las medidas necesarias para corregir nuestra huella ecológica, nuestro tiempo en la Tierra puede limitarse a solo 50 años más. Y el 18% de los gases emitidos que favorecen al efecto invernadero están producidos por los pedos de las vacas que después nos comemos. Y esta cifra aumenta a un 51% si se tiene en cuenta la tala para el pastoreo, la respiración y los residuos producidos por los animalitos.
Quizá, y sólo quizá (eh) en lugar de aconsejarnos que nos duchemos en lugar de bañarnos, podríais advertirnos de que para producir una hamburguesa se emplea la misma cantidad de agua de lo que usa de promedio una persona para ducharse dos meses y sugerirnos una reducción considerable del consumo de carne y sus derivados. Pero NO :( Eso no compensa en un mundo que, aunque se está muriendo, se mueve por el dinero.
No estoy enfadada, estoy decepcionada, frustrada. ¿POR QUÉ NADIE ME HABÍA DICHO TODO ESTO ANTES? Y volvemos a lo que os decía, el mundo que me rodea no está preparado para que dejemos de cargarnos el planeta. Ni tan siquiera para que persigamos nuestros principios. Organizaciones como Greenpeace no dicen nada sobre el impacto que tiene comer carne en nuestro planeta. ¿Y no te preguntas por qué? Porque no interesa que la gente se ponga en su contra por cuestionar sus hábitos, pues esta gente es la que les financia. Es maravilloso ver como a pesar de ser el problema número uno de estar como estamos, grandes personajes influyentes en este ámbito, lo ignoran. Porque sí. Si sabes algo tan importante y no lo compartes no deja de ser una manera de taparlo, y con ello, hacer caso omiso al asunto. Y aquí comienza el DILEMA. Si juntamos que nadie habla y que a quienes lo hacen nadie quiera escucharlos, porque eso les hace sentir que tienen que actuar y no quieren cambiar, nos topamos con la REALIDAD. Estamos en un punto en el que TODOS debemos ser racionales y ser conscientes de lo necesario que es que tomemos medidas. Pero cambiar hábitos es muy difícil, es más sencillo buscar otras causas del calentamiento global y NO dejar de crear animalitos para llevarlos al matadero. "Hay granjas de ganado sostenible" ¿De verdad creeis que criar animales para matarlos y llevarlos a tu plato forma parte de la cadena alimentaria? Es cierto que la huella es menor, pero no deja de formar parte de la mayor causa que está destruyendo el único lugar que tenemos para vivir. Llevaba años con la idea de hacerme vegetariana, pero solohe necesitado una hora del documental Cowspiracy para saber lo necesario que es convertir nuestra sociedad en una SOCIEDAD VEGANA. Muchos los motivos que me empujan a adentrarme en el veganismo, y la incertidumbre me persigue: pero ya no hay vuelta atrás.
Cuando descubres que sí puedes convertir tus ideas en acciones, no te importa crear finales para convertirlos en principios.